20 abr 2013

Cantando a la amistad

Son muchos lo momentos en la historia de la literatura donde podemos comprobar cómo alguien lamenta la muerte de un amigo del alma, alguien insustituible. En la literatura española tenemos el incomparable poema de Federico García Lorca Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías. Y ¿qué decir de la Elegía Ramón Sijé de Miguel Hernández?
También en la literatura clásica, concretamente en el Canto XIX de la Ilíada, vibramos ante las conmovedoras palabras de Aquiles con el cadáver su amado Patroclo en su regazo.



"Hubo un tiempo en que tú, ¡desdichado!, mi amigo amadísimo, me serviste también diligente y solícito en esta tienda la apetecible comida, mientras los aqueos se afanaban por llevar la lucha luctuosa a los teucros. Y ahora yaces llagado y ayuno yo estoy de comida y bebida, a pesar de que ni una ni la otra me falta, porque te echo de menos. No hay nada más triste que esto..."

Quiero relacionar todo lo anterior con una de las obras maestras del rock de la década de los setenta. Los que me conocen saben que este tema de Pink Floyd, Wish you were here, es mi debilidad. Simplemente por la profundidad que encierra el deseo en sí mismo de la persona a la que quieres y a la que añoras. Además la historia de la misma es el recuerdo de Syd Barret, uno de los fundadores del grupo que lo abandonó víctima de las drogas. Os aconsejo que a la par de escucharla leáis la letra en inglés y luego traducida 

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